jueves, 5 de octubre de 2017

Abrazar en clave franciscana



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Ayer 4 de octubre de 2017 la iglesia celebra la Fiesta de san Francisco de Asís: para la Orden de Predicadores y para nuestros hermanos franciscanos van mis mejores deseos de fidelidad y fraternidad en la misión de la predicación desde la Palabra,  la pobreza evangélica y la fraternidad.

Es precisamente ese ambiente  de fraternidad  y comunión el que quiero resaltar en estas sencillas palabras, teniendo como marco de referencia un gesto muy frailuno y familiar que la tradición de ambas ordenes ha considerado importante y que la iconografía ha puesto de manifiesto en el arte: es el abrazo fraterno entre ambos santos que posiblemente se dio en Roma y que mas que una leyenda o una anécdota, nos debe mover como hijos de la iglesia y servidores de ella, a seguir trabajando por el Reino de Dios.
El gesto de “abrazar” a alguien es humanamente determinante al querer expresar una muestra  de unión, acogida, aceptación: un signo de amor fraterno que crea y recrea lazos entrañables entre los seres humanos.
Se abrazan los fieles amigos, abraza la madre a su hijo para expresarle su entrega, se abrazan los esposos, se abrazan los hermanos. En la caballería antigua quien recibía la armadura era abrazado por quien lo enviaba a luchar como signo de confianza y poder y después era besado en la mejilla izquierda, no sin antes pronunciar la invocación trinitaria.

Las Sagradas Escrituras también recrean el gesto de abrazar: es muy emotivo el abrazo entre Jacob y Esaú al encontrarse ; así mismo es conmovedor y profundo el “abrazo” del Padre misericordioso al hijo prodigo en la bella parábola que nos narra el evangelio de Lucas en el capitulo 15 : la teología, si lo queremos, consiste precisamente en creer en el abrazo del Padre a la humanidad en Jesucristo su hijo.
No yendo tan lejos también han quedado en nuestras memorias los entrañables abrazos del Papa Francisco a niños, enfermos, jefes de Estado y lideres religiosos.
El abrazo de Francisco y Domingo como el abrazo que vamos a compartir al final de la eucaristía nos debe situar, querido hermanos, en varias realidades que para nuestra vida como religiosos y la de ustedes como laicos son acuciantes:

·        Necesitamos volver a dejarnos abrazar de Dios: es el camino de la conversión, es la vuelta  a Jesús: unidos a Jesús buscamos lo que El busca, amamos lo que El ama. Si el fruto de la conversión es la entrega a fondo y constante tenemos que ir mas allá de cualquier otra motivación: como lo recuerda el Papa Francisco en su exhortación Apostólica “Evangelium Gaudium”: “El móvil definitivo, el mas grande, la razón y el sentido final de todo lo demás es la Gloria del Padre que Jesús buscó durante toda su existencia”. Es hora de Volver a Dios, es tiempo de recibir su abrazo, es tiempo de buscar la gloria de Dios.
·        Necesitamos “mirar” la cruz y abrazarla : nada mas elocuente que la vida de Francisco abrazando al Amado que pende de la cruz. Hace dos años en Asís, el papa Francisco lo había manifestado: el camino de fe que marco a san Francisco comenzó con la mirada de Jesús crucificado pero aun vivo, no muerto. Cuando nos encontramos con la mirada del Señor crucificado nos convertimos, somos re-creados y nuestra vida comienza de nuevo. Así lo expresa el apóstol san Pablo en la segunda lectura de hoy dirigida a la comunidad de los gálatas: al gloriarnos de la cruz de Cristo somos hombres nuevos, configurados con Cristo, ya no somos nosotros sino El viviendo en ti.  Y siguiendo el evangelio de Mateo en el capitulo 11 el corazón de la salvación de Dios es su Hijo, que tomó sobre sí todos nuestros pecados, nuestra arrogancia, nuestra seguridad, nuestra vanidad, nuestros deseos de llegar a ser como Dios". La cruz de Cristo nos muestra la verdad de Dios, su cercanía con la humanidad, su condescendencia con el hombre. Por esto  un cristiano que no se gloría en Cristo crucificado y estigmatizado difícilmente entiende lo que significa ser cristiano".
Necesitamos volver a abrazar la creación: El santo de Asís es conocido por su amor a las creaturas. Esto lo sugiere la relación de Francisco con los animales y la creación, que para el eran mas que mascotas. Se habla hoy de una responsabilidad “planetaria” y cada vez más se reconoce la importancia de cuidar el medio ambiente, y su importancia para la calidad de vida no sólo de hoy sino de las generaciones futuras. Sin embargo, la ecología esconde una realidad mundial basada en la exclusión, en la que millones de personas están fuera de las ventajas actuales. Abrazar la creación significa hoy ser conscientes de que esta casa llamada planeta no es solo mía sino de todos y muchos que vendrán:  la conciencia planetaria también nos hace conscientes de que la existencia humana en plenitud requiere la protección y conservación de la diversidad de formas de vida con las que compartimos la Tierra. Necesitamos abrazar la responsabilidad planetaria, responsabilizándonos de las consecuencias globales de nuestras acciones a nivel socio económico y ecológico. Si al principio “Vio Dios que todo era bueno” por qué nosotros lo degradamos, por qué lo afeamos. Hoy ustedes hermanos franciscanos tienen mucho que mostrar al mundo en este aspecto: la creación es un don, un regalo y ustedes tienen una forma muy particular de estar en el mundo: viéndolo todo como un don: san francisco era un hombre que no dejaba de asombrarse por los dones que Dios le concedía: comida, bebida, luz, agua, hermanos y hermanas e incluso la misma existencia. Abrazar al mundo y la creación considerándolos un don, es una forma de predicar hoy: como escribió Tomas de Celano, refiriéndose a Francisco: “ hizo de todo su cuerpo una lengua” (para proclamar el evangelio). Y en otro aparte, escribe Chesterton: “Las cosas que decía eran mas extraordinarias que las que escribía, y las que hacia, eran mas imaginativas que las que decía” gestos determinantes que predican, como el rasgar sus vestiduras y arrojarlas a los pies de su padre, o tenderse sobre la tierra en forma de cruz para morir.
Tres abrazos que hoy se convierten en tarea y misión: el abrazo del Padre que tanto nos ha esperado, el abrazo a la cruz y con ella al que esta ahí clavado y el abrazo a la creación, asumiéndola como don.
Esperamos con mucha fe en nuestra querida Colombia, un abrazo total y definitivo entre los actores armados, los corazones rencorosos, los miembros de la familia distantes: es el abrazo de la paz que pronto, con la ayuda de Dios será realidad.
La Iglesia necesitó de un Francisco y de un Domingo, dos ordenes hermanas unidas bajo el corazón de Francisco, bajo la luz de Domingo. Dominicos y franciscanos tenemos a dos gigantes de la santidad: oren por nosotros porque se necesita volver a las fuentes de estos dos corazones para que nuestras ordenes religiosas seamos lo que Dios quiere que seamos: instrumento de salvación, pregoneros del Evangelio. Necesitamos a Francisco y Domingo en un mundo sin corazón y sin luz.


Fr. José Fernando Mancipe, O.P
Maestro de Prenovicios

Provincia San Luis Bertrán de Colombia


*Imagen tomada de https://mjd.dominicos.org/san-francisco-de-asis/ 

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