Ayer 4 de
octubre de 2017 la iglesia celebra la Fiesta de san Francisco de Asís: para la
Orden de Predicadores y para nuestros hermanos franciscanos van mis mejores
deseos de fidelidad y fraternidad en la misión de la predicación desde la
Palabra, la pobreza evangélica y la
fraternidad.
Es
precisamente ese ambiente de fraternidad
y comunión el que quiero resaltar en
estas sencillas palabras, teniendo como marco de referencia un gesto muy
frailuno y familiar que la tradición de ambas ordenes ha considerado importante
y que la iconografía ha puesto de manifiesto en el arte: es el abrazo fraterno
entre ambos santos que posiblemente se dio en Roma y que mas que una leyenda o
una anécdota, nos debe mover como hijos de la iglesia y servidores de ella, a
seguir trabajando por el Reino de Dios.
El gesto
de “abrazar” a alguien es humanamente determinante al querer expresar una
muestra de unión, acogida, aceptación:
un signo de amor fraterno que crea y recrea lazos entrañables entre los seres
humanos.
Se
abrazan los fieles amigos, abraza la madre a su hijo para expresarle su
entrega, se abrazan los esposos, se abrazan los hermanos. En la caballería
antigua quien recibía la armadura era abrazado por quien lo enviaba a luchar
como signo de confianza y poder y después era besado en la mejilla izquierda,
no sin antes pronunciar la invocación trinitaria.
Las
Sagradas Escrituras también recrean el gesto de abrazar: es muy emotivo el
abrazo entre Jacob y Esaú al encontrarse ; así mismo es conmovedor y profundo
el “abrazo” del Padre misericordioso al hijo prodigo en la bella parábola que
nos narra el evangelio de Lucas en el capitulo 15 : la teología, si lo
queremos, consiste precisamente en creer en el abrazo del Padre a la humanidad en
Jesucristo su hijo.
No yendo
tan lejos también han quedado en nuestras memorias los entrañables abrazos del
Papa Francisco a niños, enfermos, jefes de Estado y lideres religiosos.
El
abrazo de Francisco y Domingo como el abrazo que vamos a compartir al final de
la eucaristía nos debe situar, querido hermanos, en varias realidades que para
nuestra vida como religiosos y la de ustedes como laicos son acuciantes:
·
Necesitamos
volver a dejarnos abrazar de Dios: es el camino de la
conversión, es la vuelta a Jesús: unidos
a Jesús buscamos lo que El busca, amamos lo que El ama. Si el fruto de la
conversión es la entrega a fondo y constante tenemos que ir mas allá de
cualquier otra motivación: como lo recuerda el Papa Francisco en su exhortación
Apostólica “Evangelium Gaudium”: “El móvil definitivo, el mas grande, la razón
y el sentido final de todo lo demás es la Gloria del Padre que Jesús buscó
durante toda su existencia”. Es hora de Volver a Dios, es tiempo de recibir su
abrazo, es tiempo de buscar la gloria de Dios.
·
Necesitamos
“mirar” la cruz y abrazarla : nada mas elocuente que la vida de Francisco
abrazando al Amado que pende de la cruz. Hace dos años en Asís, el papa
Francisco lo había manifestado: el camino de fe que marco a san Francisco
comenzó con la mirada de Jesús crucificado pero aun vivo, no muerto. Cuando nos encontramos con la mirada del Señor
crucificado nos convertimos, somos re-creados y nuestra vida comienza de nuevo.
Así lo expresa el apóstol san Pablo en la segunda lectura de hoy dirigida a la
comunidad de los gálatas: al gloriarnos de la cruz de Cristo somos hombres
nuevos, configurados con Cristo, ya no somos nosotros sino El viviendo en
ti. Y siguiendo el evangelio de Mateo en
el capitulo 11 el corazón de la salvación de
Dios es su Hijo, que tomó sobre sí todos nuestros pecados, nuestra arrogancia,
nuestra seguridad, nuestra vanidad, nuestros deseos de llegar a ser como
Dios". La cruz de Cristo nos muestra la verdad de Dios, su cercanía con la
humanidad, su condescendencia con el hombre. Por esto un cristiano que no se gloría en Cristo
crucificado y estigmatizado difícilmente entiende lo que significa ser
cristiano".
Necesitamos volver a abrazar
la creación: El santo de Asís es conocido por su amor a las creaturas. Esto lo
sugiere la relación de Francisco con los animales y la creación, que para el
eran mas que mascotas. Se habla hoy de una responsabilidad “planetaria” y cada vez más se reconoce la importancia de cuidar
el medio ambiente, y su importancia para la calidad de vida no sólo de hoy sino de las generaciones futuras. Sin embargo, la ecología esconde una realidad mundial basada en la exclusión, en la que millones de
personas están fuera de las ventajas actuales. Abrazar la creación significa
hoy ser conscientes de que esta casa llamada planeta no es solo mía sino de
todos y muchos que vendrán: la conciencia planetaria también nos
hace conscientes de que la existencia humana en plenitud requiere la protección
y conservación de la diversidad de formas de vida con las que compartimos la
Tierra. Necesitamos abrazar la responsabilidad planetaria, responsabilizándonos
de las consecuencias globales de nuestras acciones a nivel socio económico y
ecológico. Si al principio “Vio Dios que todo era bueno” por qué nosotros lo
degradamos, por qué lo afeamos. Hoy ustedes hermanos franciscanos tienen mucho
que mostrar al mundo en este aspecto: la creación es un don, un regalo y
ustedes tienen una forma muy particular de estar en el mundo: viéndolo todo
como un don: san francisco era un hombre que no dejaba de asombrarse por los
dones que Dios le concedía: comida, bebida, luz, agua, hermanos y hermanas e
incluso la misma existencia. Abrazar al mundo y la creación considerándolos un
don, es una forma de predicar hoy: como escribió Tomas de Celano, refiriéndose
a Francisco: “ hizo de todo su cuerpo una
lengua” (para proclamar el evangelio). Y en otro aparte, escribe
Chesterton: “Las cosas que decía eran mas
extraordinarias que las que escribía, y las que hacia, eran mas imaginativas
que las que decía” gestos determinantes que predican, como el rasgar sus
vestiduras y arrojarlas a los pies de su padre, o tenderse sobre la tierra en
forma de cruz para morir.
Tres abrazos que
hoy se convierten en tarea y misión: el abrazo del Padre que tanto nos ha
esperado, el abrazo a la cruz y con ella al que esta ahí clavado y el abrazo a
la creación, asumiéndola como don.
Esperamos con
mucha fe en nuestra querida Colombia, un abrazo total y definitivo entre los
actores armados, los corazones rencorosos, los miembros de la familia
distantes: es el abrazo de la paz que pronto, con la ayuda de Dios será
realidad.
La Iglesia necesitó de un Francisco y de un Domingo, dos
ordenes hermanas unidas bajo el corazón de Francisco, bajo la luz de Domingo.
Dominicos y franciscanos tenemos a dos gigantes de la santidad: oren por
nosotros porque se necesita volver a las fuentes de estos dos corazones para
que nuestras ordenes religiosas seamos lo que Dios quiere que seamos:
instrumento de salvación, pregoneros del Evangelio. Necesitamos a Francisco y
Domingo en un mundo sin corazón y sin luz.
Fr. José Fernando Mancipe, O.P
Maestro de Prenovicios
Provincia San Luis Bertrán de Colombia
*Imagen tomada de https://mjd.dominicos.org/san-francisco-de-asis/
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